El estudio polaco Techland está de vuelta con una nueva propuesta dentro de su popular franquicia de zombis. Tras el enorme éxito de Dying Light y la tibia recepción de su secuela, el equipo ha decidido escuchar a la comunidad y ofrecer un título más cercano a lo que los fans pidieron desde hace años.
Ese juego es Dying Light: The Beast, un proyecto que originalmente iba a ser un DLC de Dying Light 2, pero que terminó creciendo tanto que Techland optó por lanzarlo como un videojuego independiente. Hoy te traemos nuestras primeras impresiones, un vistazo a su gameplay y nuestra opinión sobre si realmente logra capturar la esencia del título original.
Un regreso a las raíces de la saga.
Para muchos, Dying Light 2 fue un experimento demasiado ambicioso: quería ofrecer cientos de horas de contenido, mecánicas complejas y una narrativa más intrincada, pero terminó siendo repetitivo y perdiendo el espíritu de la primera entrega.
En The Beast, Techland apuesta por lo contrario: una historia sencilla, directa y divertida, con un gameplay mucho más dinámico. No hay tramas enredadas ni giros forzados, sino un enfoque claro: matar zombis, sobrevivir y disfrutar.
El protagonista vuelve a ser Crane, el héroe del primer juego, retomando su papel tras los sucesos del DLC The Following. El final canónico establece que el virus ya ha contagiado al 99.9% de la humanidad y, después de años de experimentos, Crane logra escapar de un laboratorio para enfrentarse nuevamente al apocalipsis.
Una nueva ambientación.
La aventura se desarrolla en una región europea ficticia que combina bosques oscuros y ciudades de estilo gótico, ofreciendo escenarios frescos para explorar. Desde monasterios abandonados hasta plazas tomadas por los infectados, el diseño de niveles transmite esa soledad y desesperanza que caracterizó al primer Dying Light.
La exploración vuelve a ser clave: cada rincón cuenta una historia a través de objetos, cadáveres y vestigios del colapso. Algo que se había perdido en la segunda entrega y que aquí regresa con fuerza.
Gameplay: pura adrenalina con sabor clásico.
Si algo nos enamoró del Dying Light original fue su mezcla de parkour fluido y combates brutales contra zombis. The Beast recupera esa esencia, eliminando sistemas innecesarios que cargaban la experiencia en el segundo juego.
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El combate cuerpo a cuerpo es visceral y satisfactorio, ya sea con armas improvisadas o tus propios puños.
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La gestión de estamina obliga a pensar cada movimiento, evitando que el jugador ataque sin estrategia.
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El parkour se siente más ágil que nunca, perfecto para escapar de hordas en escenarios abiertos o trepar hasta puntos clave de la ciudad.
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Desde el inicio se desbloquean varias habilidades, evitando la tediosa progresión lenta que tuvo Dying Light 2.
En resumen: el gameplay fluye, divierte y engancha, tal como lo hizo el título que lanzó la saga al estrellato.
Duración de la campaña.
Techland confirma que la campaña principal dura alrededor de 20 horas, aunque con misiones secundarias y exploración se puede extender mucho más. A diferencia de Dying Light 2, que prometía 200 horas de contenido, aquí se apuesta por una experiencia más compacta y mejor balanceada.
Aspecto gráfico: el punto débil.
Aunque jugablemente convence, gráficamente The Beast no está al nivel de otros lanzamientos actuales. Parece que Techland reutilizó el motor gráfico de la primera entrega, lo que hace que algunos modelados se vean algo desfasados.
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Lo positivo: paisajes, iluminación y diseño de escenarios logran transmitir una atmósfera excelente.
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Lo negativo: los personajes humanos y algunos zombis parecen anticuados, con animaciones poco realistas. Además, hay bugs menores en la ejecución de acciones.
No es un desastre visual, pero sí queda por debajo de títulos como Silent Hill 2 Remake o Death Stranding 2.
Conclusión: un regreso que emociona.
Si disfrutaste de Dying Light, The Beast es un título que no puedes dejar pasar. Es un homenaje a la primera entrega, con todo lo que los fans pedían: jugabilidad refinada, ambientación inmersiva y diversión directa.
No será el juego más revolucionario gráficamente, pero en lo que importa —la experiencia de juego— logra recuperar esa chispa que se había perdido.
Una recomendación segura para quienes buscan un título de zombis intenso, especialmente para disfrutar en Halloween o compartir en sesiones largas con amigos.
Comunidad y beneficios extra.
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👉 En pocas palabras: Dying Light: The Beast es el sucesor espiritual que los fans estaban esperando.
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