Probamos SILENT HILL F - Gameplay + Impresiones


La esperada entrega Silent Hill F ya está en manos de los jugadores, y tras varias horas de gameplay se puede afirmar que esta nueva propuesta de Konami busca devolver el terror clásico de la saga, pero con un enfoque distinto que mezcla acción, exploración y elementos narrativos propios del folclore japonés.

En esta reseña reunimos todos los puntos clave del juego, desde la jugabilidad hasta el rendimiento, pasando por el diseño de enemigos, los ítems y la atmósfera que lo rodea.

Un juego largo y con historia profunda.

Silent Hill F no es un título corto ni rápido de terminar. La duración estimada ronda las 15 horas, una cifra muy no tan habitual en juegos de terror hoy en día. Esto convierte al título en una especie de “JRPG de terror”, donde el ritmo lento y la exploración pausada son parte fundamental de la experiencia.

La narrativa se apoya fuertemente en elementos de la cultura japonesa: dioses, creencias, amuletos y rituales están presentes en cada rincón del mapa. Los EMAs (tablillas de madera) y los omamoris (amuletos protectores) no son solo referencias culturales, sino que influyen directamente en la jugabilidad, ya sea con mejoras, bendiciones o cambios en el entorno.

Jefes desafiantes y mecánicas de fe.

Uno de los aspectos que más destacan es el nivel de dificultad de los jefes. Estos enemigos no solo exigen precisión en combate, sino también entender las mecánicas de fe y ofrendas que el juego introduce como parte de su sistema espiritual.

La idea no es simplemente golpear o esquivar, sino interactuar con elementos simbólicos del escenario, administrar tus recursos y aprender cuándo usar tus ítems para sobrevivir. El segundo jefe, por ejemplo, fue un verdadero reto que obligó a varios intentos hasta encontrar la estrategia adecuada.

Entre el mundo normal y el mundo oscuro.

El título juega constantemente con la dualidad entre el mundo normal y el mundo corrompido. Regresar a la realidad después de un enfrentamiento o de explorar zonas llenas de horrores genera un fuerte contraste que mantiene la tensión narrativa.

El ambiente opresivo, lleno de criaturas grotescas, se combina con momentos de calma en los que el jugador puede explorar, leer, recolectar objetos o simplemente disfrutar de los escenarios. Esta alternancia ayuda a que el ritmo no se vuelva monótono, aunque es evidente que Silent Hill F apunta a un horror contemplativo que incluye acción en algunos momentos frenética.

Gestión de inventario y uso de ítems.

Otro de los puntos centrales es la gestión del inventario, que recuerda mucho a los clásicos survival horror. Los objetos no abundan y es necesario decidir cuidadosamente cómo usarlos.

  • Las ofrendas funcionan como recursos clave para activar ciertos eventos o progresar.

  • Los omamoris pueden salvarte en momentos críticos.

  • Los Emas ofrecen mejoras temporales, pero deben usarse en el momento adecuado.

La escasez de suministros y la importancia de administrarlos generan tensión constante, un sello clásico de la franquicia que regresa con fuerza en esta entrega.

Diseño visual, preventa y uniformes.

Gráficamente, el juego logra transmitir una atmósfera inquietante. Los escenarios están cargados de detalles, con una dirección artística que mezcla lo tradicional japonés con lo grotesco y perturbador. Los uniformes incluidos como contenido de preventa se sienten como un añadido cosmético curioso, aunque no influyen realmente en la experiencia central del juego.

Rendimiento y estabilidad.

Durante las sesiones de prueba, el rendimiento fue estable. Aunque no está exento de pequeños bajones en zonas abiertas o con muchos efectos en pantalla, en general se mantiene sólido y sin caídas que arruinen la experiencia. Esto es clave en un título donde la inmersión depende del ambiente sonoro y visual.

Conclusiones: ¿para quién es Silent Hill F?

Silent Hill F no es un juego para todos. Su propuesta está orientada a quienes disfrutan del terror psicológico lento, la exploración narrativa y los retos complejos.

Los jugadores que busquen un survival horror clásico como los primeros Silent Hill o un título de acción directa pueden encontrarlo demasiado pausado o complicado. En cambio, los que valoren una experiencia atmosférica, cargada de simbolismo y con mecánicas únicas basadas en la fe y las creencias japonesas, descubrirán una entrega muy especial dentro de la saga.

En definitiva, Silent Hill F es un retorno arriesgado pero ambicioso, que se distancia del remake de Silent Hill 2 y ofrece una experiencia completamente distinta. Larga, profunda y con identidad propia, apunta a convertirse en una obra de culto para los fans del terror más experimental.

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